Hay una cosa que no termino de entender en el mundo empresarial de hoy día. Puede que sea mi cabeza, es pequeña y podría estar comprimiendo mi cerebelo.
Muchos negocios tienen años de bagaje, buenos servicios o productos, un excelente equipo comercial, una estrategia a largo plazo.
Pero.
Aterrizas en su web y, chorpecha!
Ni rastro de la empresa de la que estábamos hablando.
Bluf.
Esfumada, como por arte de magia.
Eso sí. Verás una enorme foto de portada, seguida de textos vulgares, simples, aburridos. Seguida de más fotos y textos técnicos soporíferos.
¿Por qué?
¿Qué te han hecho tus clientes a ti para desearles tal abominación?
¿No te importan ni un poquito?
Casi seguro que sí te importan.
Pero tú encargaste una web y la agencia marketiniana con nombre super cool te entregó eso.
Y como no tienes por qué saber trabajar una web para que ella trabaje para ti, pues pensarías que es lo que hay, lo que se lleva, lo que vende.
No.
No es lo que hay.
En serio.
Lo que hay es, una oportunidad estupenda para poder guiar a tu cliente a través de tu proceso de venta.
Desde que te conoce, hasta que te recomienda.
Canalizando la comunicación que tantos años has trabajado offline, ahora online.
Llegas a la gente.
Te comunicas.
Ofreces tus soluciones.
Así de sencillo. Como toda la vida.
Un saludo,
Víctor
PD: responde a este mail si es lo que necesitas.
PD2: luego veré si podemos trabaja juntos.
